25/07/2023

La científica Marisol Soengas obtiene el Premio Fernández Latorre


La científica Marisol Soengas obtiene el Premio Fernández Latorre

Distinguir a una persona o institución que contribuye a que el mundo sea mejor. Este es, desde hace 65 años, el objetivo del Premio Fernández Latorre. Un firme compromiso que ha vuelto a quedar demostrado en esta nueva edición con la elección de la investigadora del Centro Nacional de Investigación contra el Cáncer (CNIO) Marisol Soengas González (Agolada, Pontevedra, 1968), una de las referentes mundiales en la lucha contra el melanoma y a la que se deben notables progresos en el conocimiento de la enfermedad para poder atacarla con nuevas terapias.

De acuerdo con el acta, el Patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre, constituido en jurado para fallar el LXV Premio Fernández Latorre, instituido en memoria del fundador de La Voz de Galicia, ha acordado conceder, por unanimidad, el Premio Fernández Latorre en su edición del 2023, dotado con 10.000 euros, a Marisol Soengas González.

El jurado ha valorado su brillante trayectoria y prestigio, que la confirman como una de las científicas españolas más influyentes y reconocidas a nivel mundial en la investigación sobre el cáncer de piel. Su trabajo en los laboratorios ha ido de la mano de un comprometido activismo en defensa del liderazgo de las mujeres en la ciencia y de la necesidad de incrementar la inversión en I+D+i.

O sorriso da ciencia que contaxia ilusión, por Ángel Carracedo

Soengas González, jefa del grupo de Melanoma en el CNIO, preside desde enero la Asociación Española de Investigación contra el Cáncer. Formada en el laboratorio de Margarita Salas en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, desde donde pasó al Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York y a la Universidad de Míchigan antes de regresar a España, las investigaciones del equipo que dirige han permitido la identificación de factores que definen las señas de identidad del melanoma, algo así como el código de barras molecular que distingue a este tumor de otros para convertirlo en uno de los más agresivos. Este trabajo de investigación es el que ha abierto la puerta para el desarrollo de nuevas terapias.

También ha desarrollado modelos que permiten visualizar el inicio y la progresión del melanoma desde fases muy tempranas. Sus trabajos se han publicado en las revistas científicas más relevantes, cono Nature, Nature Medicine, Cell, Cancer Cell o Science.

Los éxitos profesionales de Marisol Soengas han sido reconocidos con más de veinte premios en los últimos diez años. Y también mantiene una activa colaboración con organizaciones de pacientes y fundaciones. Recientemente ha sido incluida como miembro de la European Molecular Biology Organization, en reconocimiento a su contribución a la excelencia científica.

El jurado que eligió a la galardonada estuvo constituido por Santiago Rey Fernández-Latorre, presidente de la Fundación; Roberto Blanco Valdés, vicepresidente; José Arnau Sierra, Lois Blanco Penas, Salomé Fernández-San Julián Martínez, José Luis Vázquez Mariño y Luciano Vidán Martínez, patronos; José Francisco Sánchez Sánchez, patrono y director de la Fundación; Manuel Areán Lalín, secretario; Juan Carlos Escotet Rodríguez y José Carlos Martínez Pérez, patronos de honor; y Xosé Luís Vilela Conde, director de La Voz de Galicia.

El galardón se entregará en el último cuatrimestre del año, según consta en las bases.

Tenacidad y entusiasmo para cumplir un sueño
Marisol Soengas González nació asistida por una comadrona en Aldea do Monte, un núcleo de apenas 30 habitantes del municipio pontevedrés de Agolada. Quizás solo fuera una simple anécdota en su biografía, pero en su caso parece haber forjado su carácter. Perseverancia, determinación, lucha, esfuerzo, ansias de superación y una cierta terquedad y obstinación son rasgos que definen su personalidad. Pero también aporta un intangible crucial para el desarrollo de su carrera profesional y para inspirar a sus equipos e incluso nuevas vocaciones científicas: el entusiasmo. Irradia un optimismo contagioso a la hora de asumir los múltiples retos a los que se ha enfrentado, no porque no sea consciente de las dificultades a las que se enfrenta, sino porque ama su trabajo y consigue transmitir con una sonrisa su pasión a los demás. Por un lado, tiene los pies en la tierra y evita siempre caer en falsos triunfalismos, pero, por otro, sueña con vencer al melanoma. Es su lucha personal.

Solo así se entiende que desde el inicio de su carrera apostase siempre por el más difícil todavía. Por acceder primero a los mejores laboratorios para realizar su trabajo y por abrir luego un nuevo campo de conocimiento a la hora de enfrentarse al que, cuando empezó su carrera, era uno de los tumores más agresivos y difíciles con una de las tasas de supervivencia más bajas. La situación ha cambiado de forma radical, pero aún queda mucho trabajo por delante. Y el triunfalismo no aparece en su vocabulario.

Pero con esfuerzo y perseverancia llegó desde la investigación básica a desarrollar un compuesto que ha servido de base para que ahora una start-up, que ayudó a crear, desarrolle una inmunoterapia contra el melanoma. También quedan pasos por delante, pero cada vez está más cerca de conseguir que una investigación que nació de la investigación básica pueda llegar a beneficiar a los pacientes.

Tampoco se desesperará si los ensayos clínicos ahora en marcha no logran el objetivo. Seguirá adelante, porque es su vocación y su pasión, la misma con la que ha contribuido a desvelar el código de barras de la enfermedad, el que desvela su origen y progresión. Rendirse tampoco está en su ADN.

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